por Las llantas o neumáticos son primordiales para que cualquier vehículo pueda circular y su condición afecta a varios factores, como su duración, kilometraje, combustible, seguridad, etc.
Observar con detenimiento los neumáticos y dedicar un tiempo a cuidarlos, alarga su vida útil y aumenta nuestra seguridad. Todo ello contribuye a un importante ahorro económico, generar menos residuos y por supuesto, ahorrar combustible.
En talleres homologados y de confianza una opción muy interesante es adquirir ruedas de segunda mano. Estos neumáticos tienen muy poco uso, son más económicos y son revisados, inflados y montados por profesionales del sector, cumpliendo los más altos estándares de seguridad.
Los principales fabricantes de neumáticos recomiendan una serie de consejos para cuidar las ruedas de nuestros vehículos y así garantizar una conducción más estable y segura.
Consejos para cuidar las ruedas
Escoger unos neumáticos adecuados, que se adapten a las características de nuestro vehículo y que sean de una marca y fabricante conocido. Como siempre hay que tener el cuenta el refrán que dice que «lo barato sale caro»
Controlar la presión de los neumáticos al menos una vez al mes o siempre antes de un largo viaje. Las referencias de la presión adecuada suele estar indicada en el manual del usuario del vehículo. Es muy importante hacer esta comprobación con los neumáticos fríos o cuando apenas se ha circulado con ellos a baja velocidad no más de 4 Km. Si no se pueden seguir estas indicaciones y el neumático está caliente, se debe añadir 0,3 bar a la presión recomendada.
Conducir de una manera prudente, evitar los acelerones y sobre todo frenadas bruscas. Que la velocidad sea adecuada a la calzada, no cargar en exceso tu vehículo, evitar todo golpe o roce con bordillos y aceras o si no hay más remedio que éstos sean lo más suave posible.
Evitar largas temporadas sin mover el coche. No dejar demasiado tiempo estacionado el vehículo en el mismo lugar. Además de que es bueno para el vehículo en general, lo es en particular para la zona de la cubierta del neumático en contacto con el suelo y que no se «vicie».
Comprobar la profundidad del dibujo de los neumáticos, para asegurar su máximo agarre y tracción. No deberían superar el límite de 1,6 mm de profundidad en el «dibujo» de la rueda. Estos indicadores de desgaste suelen estar especificados en las bandas de rodadura.
Resguardar el vehículo de condiciones extremas, como pueden ser el agua, el frío o el calor, lo que redundará en aumentar la vida útil del neumático. Sería muy recomendable también limpiarlo del barro o suciedad que pudiera tener.
No sobrepasar la vida útil de neumático tras la fecha de fabricación, no hay un tiempo concreto, aunque suele ser de unos diez años (está indicado en el propio neumático). Una visita rutinaria al taller para la revisión anual puede ser un buen momento para hacer estas comprobaciones.
Mantener en buenas condiciones las válvulas y tapones, que asegurarán la estanqueidad y la presión correcta de los neumáticos. Evitamos también de esta manera que entre la suciedad y el polvo en su interior.
Efectuar un equilibrado y alineación correcto de las ruedas. Fundamental para reducir las vibraciones y el desgaste prematuro de los neumáticos y preservar la dirección, suspensión y transmisión general del vehículo.
Rotar las ruedas, debido al desgaste desigual entre los neumáticos traseros y delanteros, cada seis meses o 12.000 km, aunque lo pueda hacer uno mismo es mejor acudir a talleres profesionales.
Reparar los neumáticos siempre que un profesional así lo aconseje, preservando de este modo todas las garantías de seguridad. Un técnico de un taller mecánico puede desmontarlas e inspeccionarlas con las precauciones y protocolos pertinentes.
En el caso de tener que usar cadenas, muy útiles y esenciales en superficies con nieve y hielo, es sumamente recomendable evitar altas velocidades y asegurarse que su colocación sea la correcta para evitar que generen daños. Quitar inmediatamente las cadenas tan pronto se abandonen estas superficies heladas.
