El hambre de conocimiento te mantiene joven. El ansía por aprender y abrir tu mente te acerca a esa niñez, cuyo espíritu no deberíamos abandonar nunca. Huye de las creencias rígidas, ya que pueden impedirte el descubrir o aprender algo nuevo, diferente y quizá mágico. Muchas veces la respuesta está en lo más simple, lo elemental, la infancia o incluso, quién sabe… en una simple «cuchara»… (canalmenorca.com)
